El año 1975 vio morir a Franco y con él a un régimen vergonzoso y pestilente. Se iniciaba en ese momento un camino sin retorno hacia la democratización de nuestro país, hacia un cambio sustancial en casi todos los aspectos. Quizás la ufología fue uno de los pocos campos en los que no hubo grandes trasformaciones pese a la evolución política. Para ilustrar esta reflexión recordaremos a continuación algunos casos de avistamientos de ovnis, muy en la línea clásica, que acontecieron en nuestra provincia en ese año.
Indagar en el pasado nos conduce a recibir grandes sorpresas, como la que me llevé cuando me topé con los dos casos ufológicos con los que inicio el presente trabajo, acontecidos en Villarrasa y en Bollullos Par del Condado en 1975, con tan sólo cuarenta y dos días de diferencia. Al estudiar avistamientos que no he investigado directamente, no suelo relacionarlos cronológicamente, por lo que cuando conocí estos dos casos onubenses, a través de una variada documentación, no me percaté de su proximidad temporal. Advertí tal coincidencia algún tiempo después al hallar sendas referencias sobre ellos en la revista “Enigmas”, que dirigía por aquel entonces el prestigioso y muy recordado Fernando Jiménez del Oso. En esta publicación, mis buenos amigos Iker Jiménez y Lorenzo Fernández estaban escribiendo una historia de la ufología española por capítulos, uno de los cuales abarcaba el periodo de marzo a julio del año que nos ocupa. Comentaban estos dos jóvenes investigadores, y no les faltaba razón en sus afirmaciones, que por aquella época estaban siendo vistos en muchas ocasiones en poblaciones rurales los ya populares ovnis. Algunos de estos objetos iban siendo captados por cámaras fotográficas, con lo que sus imágenes fueron vistas por numerosas personas. Iker y Lorenzo llegan a afirmar que "parecían intentar demostrar que su presencia física en nuestros cielos era un hecho en estas fechas".
Para un apasionado de la ufología, rescatar casos del pasado siempre resulta una tarea muy agradable, aunque también tiene sus pequeños sinsabores. Lo menos agradable que tiene rememorar un caso es que al no haber sido investigado directamente por uno mismo, hay que poner un mayor grado de escepticismo a la hora de efectuar un análisis de los hechos. Las fuentes de las que se toma la información pueden no ser todo lo solventes que deberían o la investigación pudo no haberse llevado de la forma mas adecuada. Con esta advertencia previa a los lectores comenzaré a narrarles el primero de los casos, que hemos de situarlo en la población de Villarrasa, a la una y medida de la madrugada del uno de junio de 1975.
A esa hora, una mujer de la localidad caminaba en dirección al establecimiento que regentaba su esposo. Se trataba de Remedios Benavente Rodríguez, quien daba un rodeo por las afueras de la población para llegar al mencionado local. Al entrar a una calle ancha, Remedios vio algo que la asustó hasta el punto de hacerle salir huyendo del lugar para refugiarse en su domicilio. En medio de la calle, habitualmente muy solitaria a esas horas, había -posado sobre el suelo- un objeto ovalado provisto de una cúpula y apoyado en tres gruesas patas metálicas. Junto al objeto se movían tres seres de baja estatura, pero con aspecto humanoide. Los seres vestían trajes blanquecinos y una especie de escafandra, que impedía que se les viera el rostro.
Unos minutos mas tarde pasó por aquel lugar un joven, Domingo Palacios Barrera, que también tuvo ocasión de ver la extraña nave y los seres citados. Domingo se escondió para observar la escena con más detalle. Así, pudo comprobar que los seres tenían una luz verde en la frente y que las patas del objeto tenían como dientes de sierra y se apoyaban sobre unas ruedas. También observó que la cúpula tenía unas tenues luces rojas y verdes. Domingo terminó por salir huyendo y avisar a algunos amigos. Al rato acudieron las personas alertadas, pero no quedaba ni rastro del objeto ni de los seres que habían visto, tanto el chico como la mujer.
Cuarenta y dos días mas tarde del incidente en Villarrasa, Bollullos Par del Condado sufrió un repentino apagón que dejó a toda la población sin fluido eléctrico. Eran las once de la noche del quince de julio de ese mismo año. Un apagón siempre es molesto para lodos los usuarios, pero en algunos casos más aún. Por ejemplo, para los espectadores de un cine de verano que se quedan a oscuras y sin función cinematográfica. Esto les pasó a los jóvenes Francisco Esquivel, Diego Sánchez y Diego Salas, quienes ante el apagón decidieron abandonar el cine de verano, ubicado en las afueras, y regresar hasta la población. El trayecto lo realizaron en un vehículo Seat 124. El camino de retorno fue interrumpido por los jóvenes al descubrir junto a un poste del tendido eléctrico una luz amarilla y estática que les impresionó sobremanera. Estaba a la altura de la finca Ballesteres. Al detectarla fueron aminorando la velocidad del coche hasta detenerse justo al llegar a la altura del objeto luminoso, que se encomiaba junto a la carretera.
Según los testigos, el objeto parecía ser metálico y su fuselaje brillaba. Además, una luz blanca y potente lo rodeaba. El objeto tenia una forma totalmente ovalada. Francisco decidió salir del vehículo y aproximarse hasta la alambrada con el fin de contemplar más de cerca el extraño fenómeno. El objeto comenzó a lanzar hacia el coche ráfagas de luz que fueron interpretadas por los testigos como un intento de hacerles que se fueran. Pero ellos permanecieron aún unos instantes hasta que los cables del tendido comenzaron a desprender grandes chispas y el objeto aumentó la intensidad de los destellos que enviaba hacia el coche. Francisco regresó al vehículo y emprendieron una veloz huida hacia Bollullos. En su escapada, los jóvenes observaron que el ovni empezaba a elevarse muy despacio, iluminando la zona. En esos instantes el Seat 124 comenzó a dar tirones hasta que finalmente se paró el motor. Los jóvenes recorrieron a pie los últimos metros que les quedaban para entrar en el pueblo. Algo más de una hora más tarde concluía el corte de suministro eléctrico.
Los dos casos que acabo de narrarles son muy interesantes dentro de la casuística ufológica onubense. El de Villarrasa es un aterrizaje en un núcleo urbano con presencia de tres humanoides. Tiene, además, el aliciente de que los dos testigos protagonizaron sus avistamientos de forma independiente, algo que refuerza sus testimonios. Por su parte, el caso de Bollullos Par del Condado, es un cuasiaterrizaje con tres testigos y presenta efectos electromagnéticos. Los fallos del automóvil, las chispas de los cables e, incluso, el propio apagón parecen guardar relación directa con la presencia del ovni. Este dato -el de los apagones, que se repitieron en otros casos famosos acaecidos fuera de nuestra geografía provincial- hizo especular a muchos investigadores de la época con la posibilidad de que los ovnis utilizaran para su propulsión la energía eléctrica que "robaban" de los tendidos. La complejidad que el fenómeno ovni tiene actualmente aleja definitivamente esas hipótesis, más próximas a la teoría extraterrestre que a los planteamientos de la ufología contemporánea.
Retomando la casuística ufológica del año que analizamos, vamos a recordar algunos otros avistamientos. Mi buen amigo Moisés Garrido me dio a conocer un puñado de casos de observaciones lejanas ocurridas en la propia capital, Huelva, y me facilitó el recorte de prensa del diario Odiel del día tres de julio, en el que se daba a conocer un encuentro cercano acaecido en Aroche, en la finca Alpiedras, el treinta de junio, protagonizado por los caseros del cortijo. Poco después del mediodía, la mujer, Julia Núñez, se encontraba en la entrada del caserón junto a dos de sus hijos. El menor le dijo que había llegado un avión muy pequeño. La mujer se giró y apreció a unos setenta metros un aparato no muy grande, en forma de huevo, posado en el suelo. En su parte delantera presentaba una hélice pequeña y desprendía un reflejo que molestaba a la vista. La testigo vislumbró dos bultos en el interior y pensó que se trataba de ocupantes. Tras unos minutos, la hélice comenzó a funcionar y el aparato se elevó verticalmente, con el mismo silencio con el que había llegado. Julia entró en un estado de nerviosismo que le duró largo rato. Según algunos investigadores de la época, la mujer sufrió en los días siguientes algunos trastornos de salud.
El primer caso del que tengo noticia en 1975 ocurrió en febrero, una madrugada en la que Manuel Barba conducía su coche por la carretera que va de Cabezas Rubias a Calañas, atravesando el término municipal de El Cerro de Andévalo. Sobre las seis observó una luz que descendía con trayectoria parabólica. Una vez recorridos varios kilómetros más, vio a su derecha, a unos 60 metros, un objeto semiesférico que emitía una luz blanca fluorescente. En la parte central presentaba pequeñas luces rosadas que se movían. El objeto hizo una oscilación sin desplazamiento. El testigo no detuvo su vehículo durante los tres minutos que duró la observación. Al parecer, su reloj de pulsera dejó de funcionar correctamente desde entonces.
Ya en el mes de julio tuvo lugar otro avistamiento protagonizado por Antonio Romero en la noche del siete al ocho. El hombre volvía desde Torre de la Higuera, una pedanía costera de Almonte, a su casa de Villarrasa. Vio a lo lejos una luz rojiza de unos dos metros de diámetro que llevaba una serie de luces más pequeñas a su alrededor. La luz empezó a bajar hasta colocarse a un metro del suelo, guardando una separación con el coche de unos diez metros. A continuación se apagaron las luces periféricas del objeto, así como el motor del coche, permaneciendo así un rato, hasta que luces y motor funcionaron otra vez. Entonces el objeto ascendió y se perdió en el cielo. En la carrocería quedaron unas marcas, cuyo origen achacó el testigo al objeto avistado. Un mes más tarde, el día ocho de agosto, el motor y las luces de otro coche se pararon en las proximidades de Huelva, a las dos de la madrugada, cuando sus dos ocupantes observaron a pocos metros de distancia un objeto estático de color rosáceo, de unos quince metros de diámetro por cinco de altura. Pocos minutos más tarde, el objeto emitió un destello luminoso dejando al conductor semidesfallecido. Tras marcharse “aquello”, cesaron las anomalías del vehículo. El testigo conserva desde entonces una quemadura en la parte interior del brazo izquierdo. Al parecer, un año más tarde, el testigo pasó por el mismo lugar y sufrió una presunta experiencia de teletransportación.
En el mes de octubre, nuestra provincia contó con otros dos interesantes avistamientos. El primero de ellos lo protagonizaron Lucrecio Camacho y su padre a las seis de la madrugada del día nueve. Ambos llegaban a unas viñas de su propiedad cercanas a Bollullos Par del Condado cuando vieron a medio centenar de metros un objeto anaranjado, parecido a la luna llena, que estaba a unos cinco metros del suelo. La esfera comenzó a ascender despacio y en vertical. Al alcanzar la altura de doscientos metros el objeto apagó su luz y dio un destello, dejando un chisporroteo en su parte inferior, antes de alejarse a gran velocidad. Un rato más tarde, otra persona que se dirigía a trabajar observó tras las tapias del colegio una luz rojiza, de un tamaño aparente doble al de la luna llena, que ascendía en vertical para alejarse después despacio y en línea horizontal, emitiendo un ruido intermitente. Dos días más tarde, a la una de la madrugada, tuvo lugar en las afueras de La Palma del Condado el segundo avistamiento. Lo protagonizó Luis Cárdenas, quien vio otro objeto esférico, esta vez de color rojizo y un tamaño mayor al de la luna llena. El objeto, que se hallaba a baja altura, debía encontrarse a unos tres kilómetros de donde estaba el testigo. A los pocos minutos, “aquello” comenzó a desplazarse en dirección al hombre, que tomó muy alterado el camino hacia su casa.
Podríamos seguir enumerando casos, pero la lista es larga. Baste decir que el pionero de la ufología andaluza, Manuel Osuna, recogió en 1975 un total de treinta casos en nuestra provincia; algunos de ellos ya comentados en estas líneas, y otros acaecidos en localidades como Almonte, Rociana del Condado, Cartaya, Zalamea la Real o Valverde del Camino.
impresionante documento, yo vivo en la zona del andevalo y he visto varios fenomenos extraños pero desconocia estos antiguos
ResponderEliminarGracias. Los avistamientos en El Andévalo están poco estudiados. Me interesa conocer sus experiencias. Le ruego que se ponga en contacto conmigo a través de puertomoral@gmail.com
ResponderEliminarSaludos
Yo soy la nieta de remedios y siempre dijo que era de forma piramidal
ResponderEliminarYo soy la nieta de remedios y siempre dijo que era de forma piramidal
ResponderEliminarSoy otra nieta y siempre escuche a mi padre contar q eran seres bajitos y con los dedos largos
EliminarAgradezco mucho ambos datos. Me gustaría contrastar con vosotras toda la información. Os ruego que contactéis conmigo en gargonig@gmail.com. Saludos.
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